Juguemos al solitario

Hoy me he ido de paseo. Había un evento de fuegos artificiales en la Main Fest, a la orilla del rio. He ido solo. Se me apetecía tomarme una cerveza, pero solo no mola. También se me apeteció comer algo, así que me compre una super salchicha de las que hay por doquier. Luego me fui detrás de la casa del terror a comermela. Música de órgano acompañaba el momento. Una delicia. En nada, empezaron los fuegos. Unos 15 minutos de artificios pirotécnicos, luces y color. Durante el camino de vuelta pensaba que después de todo, pese a poder conocer gente aquí, estaba solo en Alemania. En realidad nadie tiene la obligación de acompañarme a ningún sitio. Cierto es que a menudo me acoplo a los planes de los españoles que tengo por aquí, pero de otra forma me quedaría aquí en casa o bien navegando por Youtube poop o mirando al techo. Hace mucho tiempo, mi hermana estaba en Inglaterra currando. Cuando fui a visitarla me dijo algo, de esas cosas que sin saber por qué, se te quedan grabadas:

No sabes lo triste que es comer sola en un McDonalds o por ahí un día tras otro. Un día no pasa nada pero es a diario. Dondequiera que mires ves gente acompañada. Te agradezco que estés aquí, me hacía mucha falta.

Quizás a unas personas les pesa más que a otras la soledad. Yo hoy me siento así. Siento que cuando quedo con el grupo soy "el incluído". Que no terminan de contar conmigo. O que cada uno tiene sus planes y yo no tengo nada. Denoto también cierta dependencia social por mi parte. Ellos no parecen necesitar directamente unos de otros. A mi me parece extraño. Yo si requiero de los demás. Pero me iré habituando. Supongo que tendré que empezar a hacer un poco las cosas solo, como lo de salir hoy, por triste que sea.

Hoy echo de menos mis costumbres sociales: Ir a casa de mis amigos, tirarme en la cama y hablar de juegos de ordenador, de pelis y series antiguas, de tías y de huevos gigantes. Echo de menos ir a la pizzería barata de turno y comer mientras vemos alguna peli mala. Echo de menos quejarme del trabajo a las tantas de la madrugada mientras echo unas partidas con alguien. Echo de menos el "bar los pinos" y sus bocadillos de alioli infinito.

En fin, lo que no mata, fortalece. Si mi intención es quedarme aquí, no puedo echarme a lloriquear desde tan pronto. Vine suponiendo que esta sensación vendría tarde o temprano, así que mañana será otro día. ¡Que te den por culo, soledad!

2 comentarios

Marco dijo...

Por lo menos tenemos Internet para tener una pizquita del calor, de lo que dejamos atrás, pero la verdad que los cambios bruscos son así, y la soledad nunca es fácil. Es curioso pensar en como cambia nuestra vida y como cada uno de nosotros busca la entrada a una vida mejor, pero para eso tenemos que pasar por caminos angostos y putos. Pero tío, ahora tienes algo que quisiéramos algunos y que ya tendremos y lo que puedo decirte es valor.

Unknown dijo...

venga, hay q tirar para delante!! es lo chungo de cambiarse de ciudad (en tu caso, de pais) que hasta que no pasa un tiempo no terminas de "ser del grupo" pero aqui estamos pa hacerte compañia ;)