Salchicha City

(Poner la canción mientras se lee)

Vi hace unos días un documental online sobre la Luna. Cómo nos afectaría no tener Luna. Según este documental, Es en parte la casualidad de tener Luna, entre otras muchas cosas, que haya vida en este planeta. Sin una Luna, no hubiera habido nada vivo.

Hoy me topo con dos interesantes noticias más. La primera es que hayan un exoplaneta fuera del sistema solar, del tamaño de Júpiter, orbitando alrededor de otro sol, y que su temperatura es de unos 1500 Cº. La otra noticia es que hayan un meteorito en Marte, el cual se compone solo de hierro y zinc.

Ahora, pensemos, divaguemos. ¿Cómo ha podido terminar ese meteorito ahí? ¿De dónde proviene, componiéndose únicamente de hierro y zinc? ¿Está el Universo formado por los componentes que ya conocemos o hay elementos que aún no hemos encontrado?

Ya se están preparando motores láser, capaces de viajar a miles de kilómetros por segundo, pudiendo hacer viajes interestelares en cuestión de relativamente poco tiempo. Esto es un hecho, los motores ya existen. El hombre se está preparando para encontrar otros planetas, para expandirse, y colonizar. Los expertos dicen que por probabilidad, las formas de vida inteligentes en la galaxia podrían llegar a unas 10 especies distintas. Y ahora, que es de noche, miro hacia arriba desde mi ventana. Puntos blancos, lo mismo de siempre. Pero... me gustaría saber lo que hay más allá. Me gustaría que pudiéramos encontrar respuesta a cosas que todavía son incógnita para nuestro conocimiento.

Mientras tanto, aquí en la Tierra, han formado una cumbre para proponer límites a las investigaciones. La robótica empieza a parecer de ciencia ficción. Máquinas que abren puertas y buscan donde poder enchufarse. Máquinas de compañía para ancianos que pretender entender sentimientos. Máquinas capaces de construir una nueva unidad de ellas mismas. Lo que para nosotros parecía venir de una película de Matrix, está a la vuelta de la esquina. Es un futuro cercano. De hecho es posible que lo veamos con nuestros propios ojos.

¿Es la razón del ser humano ser un eslabón en la cadena de la evolución? Desde mi parecer, somos un ente facilmente extinguible, y parece que queremos dar paso a una vida cibernética-mecánica. Basta conque el planeta colapse para extinguirnos, si es que nuestro carácter autodestructivo no lo hace antes.

Hablemos de dios. A estas alturas, ¿Quién cree que dios haya puesto ese meteoríto de hierro y zinc en Marte? ¿Es dios un centro universal de tirar pedruscos gigantescos en todas direcciones y limitarse a ver la acción-reacción? Si la vida es casual, que seamos conscientes también lo es, luego, o nada realmente tiene sentido ni importancia -o- realmente todo tiene un sentido macabro. Quizás vemos el hecho de la consciencia como algo intrépido y único, porque somos nosotros mismos los que aprovechamos esa función. Pero a ojos de la naturaleza del universo, que la gran casualidad nos haya formado durante millones de años hasta llegar a lo que somos, no tiene más valor que el hierro como material.

En cualquier caso, si pudimos llegar a la "vida", tal como el humano la intrepreta, es porque el orden de la física del universo lo permite. Para hacerlo más fácil de entender diría algo así como que el universo tiene una lista en la que ha escrito:

COSAS QUE ME PUEDO PERMITIR.

- Entes con decisión propia: Si se dan todas estas circunstancias durante este tiempo y en este orden entonces puedo permitírmelo.

- Piedras de hierro y zinc: Si se da una fisión entre estos dos elementos puedo permitirmelo.

No obstante, para la lógica universal ambas cosas están a la misma altura. Somos nosotros los que entendemos que esto es tan maravilloso y único. De la misma forma, nos parece fantástico tener dos manos con las que hacer cosas, y sin embargo nunca hemos echado en falta tener cuatro, porque nunca las tuvimos. Con esto quiero decir, que si no fuéramos esos entes con desición propia, no nos importaría lo más mínimo no serlo (aunque tampoco tendríamos conciencia para poder decidirlo así).

Lo que sí es increíble es cómo nos absorbe el día a día y nuestra sociedad. Somos esclavos de un sistema que nosotros mismos hemos creado. Necesitamos ser sistemáticos. Caemos una y otra vez en lo mismo: necesitamos un trabajo para ganar dinero y comprar comida, necesitamos entretenimiento y comprar la coca-cola que tanto se anuncia y que tiene un sabor tan único que no me lo da ninguna otra bebida. Tememos lo desconocido por que lo conocido nos lo sirven todo en bandeja. Somos el rebaño de los gobiernos que nos controlan. Miles de personas, como tu y como yo, parte de nuestra especie, única hasta donde sabemos, muere cada minuto, cada segundo. Y a la otra mitad del mundo no le importa lo más mínimo. Tememos a la muerte, pero no tememos la muerte de los demás. Tememos la muerte, pero cuando alguien se muere, termina cayendo en el olvido, tarde o temprano. La gente se torna pasiva por generaciones y el poder adquiere más valor. Es parte de nuestra evolución, de nuestra forma de ser. Es la seña de lo insignificantes que somos y de cómo creemos que lo propio tiene más valor que universal.

Me asombra pensar que aún medio mundo cree en un ser superior. Que no son capaces de luchar por investigar teniendo los medios disponibles para ello, sino que prefieren tragarse un cuento que mamá y la sociedad de La Tierra decidió contar un día. Aunque también es cierto que a mayor incultura y desconocimiento de un pueblo o país, mayor número de creyentes. Esto también suele pasar con personas de carácter débil (en casos extremos tenemos las que se les convence para entrar en sectas). Se les promete cosas bonitas a cambio de llevar una actitud que no desfavorece a su entorno. Se les añade ciertos dogmas según la religión, y venga, al rebaño, que es muy difícil pensar, y es más comodo vivir en la nube en la que ese super ser que todo lo puede me dejará feliz y cómodo una vez me muera si he seguido lo que mis congéneres me han dicho que hiciera durante toda mi vida. Así de paso no hay que pensar en lo que viene después.

Yo recuerdo pasar por ese proceso. Pasar por pensar qué hay después de la muerte. Después de años terminé asimilándolo sin sufrir miedo. No hay nada. Me acabo. Es muy duro, y de hecho, en ese sentido, hasta comprensible que la gente prefiera darse la respuesta con un dios y punto. Pero me fastidia pensar que yo he sufrido tanto buscando una respuesta para ello, teniéndome que tragar una realidad cruda (donde encontré respuestas sin que me las dieran) y los demás prefieran creer una verdad no demostrada. Y para referirme a la realidad, diré que cuando uno muere, muere el cuerpo. El cerebro es lo que nos dota de nuestra personalidad y ser. Es un hecho. No somos más que materia física bien estructurada. Llevamos años demostrando lo físico. No hay más que relatos sobre lo etéreo. Sería tan real como un big-foot. Solo están en relatos, pero tienen forma humanoide y tendrán sus tejidos musculares, etc.

Yo no creo en dios, sin embargo, creo ser buena persona. Procuro no hacer grandes males a la gente... No más de lo que haría cualquier creyente. Tengo mi consciencia tranquila, y sé cuales son las pautas para un bien social. Ahora, Si yo no creo, pero soy bueno, ¿iré igualmente con dios o donde los creyentes vayan? ¿Si es así, para qué sirve creer?
Más abajo continúa el post, que la tabla que hay a continuación me da un error html y se desplaza hacia abajo.

	Tabla de creyentes		Tabla de ateos
	Creyentes	Ateos	Creyentes	Ateos
Buenos	Cielo	Cielo	Desaparecen	Desaparecen
Malos	Infierno	Infierno	Desaparecen	Desaparecen

Esa tabla es más o menos lo que debería ser según las distintas creencias. Que alguien me lo explique, preferiblemente un creyente.

Sé que quien quiera creer en dios podrá intentar rebatirme con argumentos más sólidos o menos sólidos, buscando fallos en mi argumentación. A esta gente les diré: Prefiero vivir en torno a lo que hay, y no a lo que creo que hay.

Por supuesto, cada uno es libre de vivir y creer como quiera.

No tiene nada que ver con mi estancia en Frankfurt, pero sí con mi espacio-tiempo en la existencia.